Por qué hoy más que nunca es importante romper las reglas del día de tu boda
Melissa Lara
@melissalaranovias
Acomodarse (ojo a la palabra) a la tradición ya parece una cosa del siglo pasado, y aunque una boda puede asumirse como un día que pasa y se borra de la memoria, es el legado visual lo que le da vida al testimonio de todo lo que sucedió y, claro está, lo que quedó fuera. 2021: cambios, nuevos formatos, proyecciones distintas sobre cómo ha de hacerse un “sí, acepto” y, por sobre todas las cosas, la claridad de que las decisiones de una novia, novio y su pareja han de hacerse con libertad. Por eso, hoy más que nunca, romper las reglas es fundamental.
Aunque haya que repetirlo una y mil veces: no, no es cualquier día y hay que sacarle jugo al fondo también. No es que la forma no importe, sino que el trasfondo es lo que llevará a que esa boda sea realmente tuya, una extensión de quien eres, de lo que piensas y de todo eso que realmente te define. Por supuesto que el trabajo, como buen proyecto estético y de ideas, es de los dos… ¡pero de nadie más! Por un momento olvida los compromisos y piensa solo en ti y en tu pareja. Ahí mero empieza la magia.
Crear desde cero y diseñar, sin límites, uno de los mejores días de tu vida. ¿Cómo? No es tan difícil.
1. Haz los cambios que quieras en las tradiciones. Son solo opciones, no son reglas impuestas que debes cumplir al pie de la letra. Eso quiere decir que si prefieres entrar con tu mamá a la ceremonia y no hacerlo con tu papá, then do it! Lo mismo pasa si decides hacerlo sola o planear una entrada simultánea de ambos novios. Ninguna boda debe (o debería) estar diseñada bajo una fórmula específica, sino bajo la confección a medida de esas expectativas que tengan tú y tu pareja.
**Otra vez: que los invitados disfruten la boda es consecuencia, ese no tiene que ser el motor inicial. Y, aunque no lo creas, entre más auténtica sea la celebración, el éxito estará prácticamente garantizado.
2. Compra el vestido de novia que quieras. Y va con mayúsculas: EL QUE QUIERAS. No tienes que ir de blanco y con un diseño tradicional si no quieres y si nada de esa tradición te representa. Ahora más que nunca, la moda juega un papel importantísimo en el estilismo de una novia, y es que gracias a una prenda puedes dejar más claro que nunca cuál es tu estilo y cómo deseas expresarlo.
Pero sí, el secreto es que tu vestido de novia sea una extensión de ti, sin importar si cumple con las tendencias o con las expectativas externas. Esa creación será parte fundamental de los recuerdos que tengas de tu boda, así que elige con libertad y sin que te mueva el qué dirán.
3. Invierte en la boda que puedes tener. Romper con el rollo de que entre mayor sea la inversión mejor será la boda es tarea prioritaria. Casarse es una celebración, no tiene que ser la invitación a que empieces tu matrimonio con un montón de deudas, pendientes y preocupaciones sobre cómo pagarás las rentas de los primeros meses o los servicios del lugar en el que vivirás. No pasa NADA si no tienes un presupuesto ilimitado; con una inversión que tenga intención podrás elegir los servicios que sean prioritarios y construir una experiencia que vaya mucho más allá de lo que has visto en redes.
Como nota al pie de este punto: apóyate en proveedores que tengan una visión más amplia de lo que significa una boda y que su trabajo no solo esté alimentado por lo que ya se ve en la industria, sino por todos esos referentes que pueden sumarse para crear un proyecto más ambicioso y personalizado. Go crazy!
4. No invites a todo el mundo. En serio no necesitas a mil testigos para que sí valga la pena la promesa de amor; es más, si nos vamos al extremo realmente no necesitas a nadie, pero por el bienestar emocional de la boda: INVITA A QUIENES REALMENTE TE IMPORTEN. Si tu lista de invitados está repleta de compromisos y de pocos nombres que realmente signifiquen algo para ti y para tu pareja, entonces hay que repensar la fórmula. Premiar la calidad antes que la cantidad empieza desde aquí.
Mi mejor recomendación es que tú y tu pareja se hagan cargo de todos los gastos para que así tengan más claro cuál es el panorama realista de boda que pueden tener y, con esa base en mente, decidan a quiénes realmente quieren ver en ese día. ¡Es tu boda! ¡Es un día del año! ¡Son tan solo unas horas! Haz que realmente valga la pena y que no te arrepientas de nada… y de nadie.
5. Arreglarse juntos. El First Look me parece una de las tradiciones más lindas de una boda, pero otra vez: no es obligatoria. Si te importa mucho la foto, capturar momentos más reales y lograr que esa celebración realmente grite quiénes son tú y tu pareja, entonces hagan un getting ready en conjunto. Nada va a pasar si se ven desde antes de la ceremonia y, por el contrario, tendrán más oportunidades para conectar, estar juntos y olvidarse de los nervios previos a la ceremonia o al ritual que tendrán.
Si esta opción ya te parece muy out there, entonces háganse un tiempito para leerse los votos en privado o para tener un momento en el que solo estén ustedes y nadie más (aunque esto sea hacer un break obligatorio para irse por unos tacos y unas cervezas). Cuando vean las fotos entenderán por qué estos momentos tan únicos son y serán tan importantes.
No se trata de inventar o de descubrir el hilo negro, sino de ponerle alma a ese día. Una boda es una ocasión perfecta para sumar a todos tus invitados a ese mundo que los hace únicos a ti y a tu pareja; esa realidad que se nutre de ustedes mismos, de los que les gusta, lo que aman, lo que les apasiona y lo que los hace tan diferentes. ¿Ves? Por eso vale tanto romper todas las reglas que quieras/n.